Aquí nací y aquí moriré: El ángel de Madrid

. martes, 15 de abril de 2008
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Aquel que le gusta el fútbol siempre tiene preferencia por un equipo, en otras palabras es “hincha” de algún club, para los que tuvieron padres o parientes fanáticos y conocieron las canchas desde niño seguramente tienen la sensación de que el estadio es una segunda casa y el equipo una segunda familia. Como en toda familia la suma de un nuevo integrante genera mucha alegría, sin embargo, como en la mayoría de los casos, la despedida es más difícil de aceptar.

Saliendo de la metáfora, cuando los simpatizantes de un club adoptan a un jugador como suyo, se genera un sentimiento de afecto mutuo muy grande por lo tanto al momento de la despedida, un pequeño sentimiento de dolor invade a los corazones de los hinchas, por tener que dejar ir a un ser querido a otro club, situación que se potenciará el día que ambos clubes se enfrenten (no siempre es posible).

La venta de un jugador, en especial los que fueron formados en el club o comprados desde muy jóvenes, es una herramienta fundamental de la economía y finanzas de una institución, muchas veces necesarias pero la mayoría es por conveniencia económica, ya que el ingreso que produce una de estas es en muchos de los casos una cifra bastante significativa.

Por otra parte, en ocasiones estas ventas también le implican al jugador crecer deportivamente, por encima de lo económico. Pases de segunda o tercera división a primera, o de algún equipo de poca relevancia a uno más grande o de mayor competitividad, y en caso de grandes jugadores a los mejores equipos de las mejores ligas (española, inglesa, italiana).

Ahora bien, exististe una clase muy reducida de jugadores que destacan sobre el resto por una razón extrafutbolística. Aquellos que por más de ser tentados con mucho dinero y grandes equipos, se mantienen en su club de por vida, en este caso particular, Raúl González Blanco, conocido simplemente como Raúl.

Aunque hizo todas las inferiores en el “aleti”, debuto en primera con el Real Madrid y hasta hoy sigue deleitándonos con su juego en el equipo “merengue”. ¿Porque sigue ahí? Pareciera ser de que en este lugar es feliz, gano todo lo que se puede ganar a nivel de clubes y esta a punto de alcanzar 300 goles con esa camiseta.

Recordemos que por el Real Madrid pasaron los mejores jugadores del mundo en su mejor momento, Roberto Carlos, Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham, Owen, Van Nistelrooy, Cannavaro, Robinho, entre muchos otros. Pero todos vinieron, algunos se retiraron, otros se fueron, pero solo uno los vio venir a todos, los recibió y los despidió después cuando se tuvieron que ir, y es Raúl.

Hoy en día, Raúl nos da un ejemplo, no siempre hay que salir para triunfar, que aunque solo estemos hablando de fútbol, el cariño que recibe de su gente es impagable, y como aquella persona que esta siempre, que lucha por tu club y que defenderá por siempre a tus colores, es verdaderamente un ángel de la guarda, será por esto que a Raúl lo conocen en todos lados como “El ángel de Madrid”.

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